Imagina un templo hermoso, construido con los materiales más finos, lleno de belleza y propósito. Ahora, piensa en tu cuerpo como ese templo. La Biblia nos enseña que debemos amar a Dios con todo nuestro ser, y eso incluye nuestro cuerpo. Vamos a explorar cómo podemos amar a Dios usando nuestro cuerpo de la manera correcta.
La premisa principal de este escrito es: “Amarás a Dios con tu ser exterior (cuerpo)”. Esto significa utilizar nuestro cuerpo para hacer lo correcto, cuidándolo y usándolo para servir a los demás.
La Biblia nos dice que nuestro cuerpo es un templo del Espíritu Santo. 📖En 1 Corintios 6:19-20 (NTV) leemos: “¿No se dan cuenta de que su cuerpo es el templo del Espíritu Santo, quien vive en ustedes y les fue dado por Dios? Ustedes no se pertenecen a sí mismos, porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo.” Esto nos enseña que debemos cuidar nuestro cuerpo y usarlo para honrar a Dios.
Además, 📖 en Romanos 12:1 (NTV) se nos insta: “Por lo tanto, amados hermanos, les ruego que entreguen su cuerpo a Dios por todo lo que él ha hecho a favor de ustedes. Que sea un sacrificio vivo y santo, la clase de sacrificio que a él le agrada. Esa es la verdadera forma de adorarlo.” Aquí vemos que ofrecer nuestro cuerpo a Dios es una forma de adoración.
Cuidado del Cuerpo
Cuidar nuestro cuerpo es una manera de honrar a Dios. Si descuidamos nuestra salud, no podemos servir efectivamente a los demás ni a Dios. Comer bien, ejercitarse y descansar son formas de cuidar este templo.
Superar la tentación de comer de forma poco sana es una clave para el crecimiento espiritual
Mantenerse sano tiene mucho sentido, parece lógico. Muchas personas no comprenden que también amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos es un mandamiento de DIOS, si no nos amamos a nosotros mismos, cómo amaremos a nuestro prójimo.
Si examinamos la orden de DIOS, que tuvo lugar en el Jardín del Edén, podemos entender con mayor profundidad este mandamiento.
Y Dios le ordenó al hombre diciendo: “De todo árbol del huerto comerás; pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás…” (Génesis 2:16-17).
Resulta fascinante que el concepto mismo de que se nos ordene algo se introduce a través del ámbito de la alimentación y el autocontrol. No tenía por qué ser así. Después de todo, esta orden pudo ser: “ama a tu prójimo como a ti mismo” o podría haberse basado en los dos primeros de los Diez Mandamientos, diciendo: “Adorarás a Dios y no adorarás ídolos”.
A Adam y Eva, que representan los arquetipos de la humanidad, se les ordenó una prueba sencilla: sobre alimentación y autocontrol que tiene trascendencias éticas.
Introducción de la tentación
Y la mujer vio que el árbol era bueno parar alimentarse y que era tentador para los ojos… (Genesis 3:6)
Con su característica brevedad, la Biblia nos enseña en el Génesis que el epítome (resumen) de la Biblia es el autocontrol al enfrentar la tentación. De esta paradigmática historia de Adam y Eva en el Jardín, emergen siete principios:
- Hay ciertos placeres que debemos disfrutar.
- Hay ciertos placeres que es mejor evitar.
- La tentación es real.
- La tentación puede ser abrumadora.
- La persona racionalizará el deseo para sucumbir.
- Un plan para llegar a tener éxito incluye restricciones personales.
- Es de esperar que haya tropiezos y la redención es posible; nunca te rindas.
Tener consciencia de estos siete principios nos permitirte conquista cualquier tentación, de alimento u otra cosa. Sin esta sabiduría, los intentos por controlar la tentación (como hacer dieta) tienden a fallar, porque nuestra naturaleza animal siempre “acecha en la puerta” (Génesis 4:7), lista para saltar ante cada tentación.
Pero hasta hace poco, la comida no era necesariamente una prueba mayor que otras tentaciones. Hace quinientos años (incluso hace 50 años), la comida no era la clase de tentación que es ahora. Hace unos 50 años cambiaron dos cosas respecto a la producción de alimentos que impactaron nuestra relación con la comida.
Lo primero fue la revolución agrícola de la década de 1960, que creó grandes excedentes de alimentos a nivel mundial, haciendo que las calorías fueran muy baratas en la mayoría de los países. El segundo cambio fue la ingeniería científica de los alimentos para que fueran extremadamente placenteros a la vista y el paladar.
Estos dos desarrollos transformaron el deseo de comer algo no sano (incluyendo el hecho de comer en exceso) de un desafío ocasional a una de las mayores y más universales pruebas de nuestra época. Las tentaciones de comer algo no sano son constantes e increíblemente poderosas. Es fácil ver por qué:
- Nuestros cuerpos están diseñados para desear comida cada día.
- La mayoría tenemos acceso a más calorías de las que necesitamos.
- Somos bombardeados por un marketing inteligente para que consumamos alimentos no sanos.
- La sal, el azúcar y las grasas son adictivas y los fabricantes lo saben.
Estas condiciones conspiran para hacer que fallemos una y otra vez en la prueba de la comida. El Fruto Prohibido del Jardín del Edén se ha vuelto sumamente pertinente.
Luchar contra la tentación desarrolla el músculo espiritual
Sin embargo, la situación está lejos de ser desoladora o desesperada. Por el contrario, toda lucha contra la tentación es significativa, porque la lucha misma es esencial para elevarnos y desarrollar nuestro máximo potencial. Cada experiencia de deseo es una nueva oportunidad para esta elevación personal.
Cuando siento una tentación y la resisto porque sé que esa cosa o acción no es buena para mí, en ese momento alcanzo el propósito primario por el que estoy vivo. Por lo tanto, la tentación (cuando se resiste) es un regalo. Así como esforzarse haciendo ejercicio desarrolla músculo físico, esforzarse con la tentación desarrolla músculo espiritual.
Si bien la tentación de la comida se ha convertido en una lucha central de la humanidad, sigue siendo el arquetipo de todas las pruebas espirituales. Cuando uno comienza a conquistar esta primera prueba, otras tentaciones pueden dominarse con mayor facilidad.
Si una persona es arrastrada hacia sus propias ideas y se aleja cada vez más de su Creador, resulta dañada y puede dañar a los demás. Pero si gobierna sobre sí misma, se une con su Creador y le sirve en todas las esferas trae la Gloria al Padre y a Jesucristo.
Con autocontrol al enfrentar tentaciones de comida poco sana, pereza o cualquier otro mal hábito nos fortalecemos a nosotros mismos y le damos la gloria a DIOS.
Servicio a los Demás
Usar nuestro cuerpo para ayudar a otros es una demostración de nuestro amor por Dios. Jesús dijo en 📖 Mateo 25:35-36 (NTV): “Pues tuve hambre, y me alimentaron. Tuve sed, y me dieron de beber. Fui extranjero, y me invitaron a su hogar. Estuve desnudo, y me dieron ropa. Estuve enfermo, y me cuidaron. Estuve en prisión, y me visitaron.” Ayudar a los necesitados con acciones físicas muestra nuestro amor a Dios.
Evitar el Mal Uso del Cuerpo
No debemos usar nuestro cuerpo para hacer el mal, ya sea a nosotros mismos o a los demás. 📖 Efesios 4:29 (NTV) nos instruye: “No empleen un lenguaje grosero ni ofensivo. Que todo lo que digan sea bueno y útil, a fin de que sus palabras resulten de estímulo para quienes las oigan.” No debemos usar nuestra boca para herir a los demás, sino para edificarlos.
Palabras Clave
- Templo: Edificio sagrado; en este contexto, se refiere a nuestro cuerpo como morada del Espíritu Santo.
- Honrar: Mostrar respeto y reverencia; en este caso, mediante el cuidado y uso correcto del cuerpo.
- Adoración: Acto de rendir homenaje o devoción; en este contexto, implica usar nuestro cuerpo para servir y glorificar a Dios.
Preguntas
- Literal: ¿Qué dice 📖 1 Corintios 6:19-20 sobre nuestro cuerpo?
- Inferencial: ¿Por qué es importante cuidar nuestro cuerpo según la Biblia?
- Crítica: ¿De qué manera puede cambiar tu vida diaria si decides amar a Dios con tu ser exterior (cuerpo)?