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6. El Hombre, gobernador de la creación

En la Biblia encontramos una narrativa de autoridad y responsabilidad. Desde el Génesis hasta el Apocalipsis, la Biblia nos enseña sobre el papel del hombre como administrador de la creación de Dios. Esta responsabilidad no solo implica dominio sobre la tierra, sino también un llamado a la justicia y la protección de la vida y la libertad.

El hombre fue creado para ejercer dominio en la creación. Esta premisa fundamental se deriva del relato de la creación en Génesis 1:26:

Entonces Dios dijo: «Hagamos a los seres humanos a nuestra imagen, para que sean como nosotros. Ellos reinarán sobre los peces del mar, las aves del cielo, los animales domésticos, todos los animales salvajes de la tierra y los animales pequeños que corren por el suelo».

Esta declaración revela el propósito original de la humanidad: gobernar y administrar la creación de Dios en armonía con su voluntad.

El hombre fue creado a imagen de Dios.
Así que Dios creó a los seres humanos[a] a su propia imagen.
    A imagen de Dios los creó;
    hombre y mujer los creó. Génesis 1:27

Esto implica que comparte ciertas características y atributos de DIOS, incluida la capacidad para gobernar y ejercer autoridad de manera justa y sabia.

DIOS encomienda al hombre el mandato de gobernar la tierra.

Luego Dios los bendijo con las siguientes palabras: «Sean fructíferos y multiplíquense. Llenen la tierra y gobiernen sobre ella. Reinen sobre los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que corren por el suelo». Génesis 1:28

Indica una delegación de autoridad de DIOS para administrar y cuidar de la creación con justicia y la responsabilidad, es imperativo que las acciones humanas se alineen con los principios de equidad y justicia de DIOS. Esto significa que cada individuo debe considerar el impacto de sus acciones no solo en sí mismo sino también en los demás y en el entorno. Al ejercer dominio, ya sea en el ámbito personal, profesional o político, se debe hacer con una consideración cuidadosa de cómo nuestras decisiones afectan a aquellos a nuestro alrededor.

La justicia de Dios es estándar supremo de moralidad y rectitud. El gobierno debe servir a la justicia. Esto implica tratar a todos con respeto, actuar con integridad y buscar el bien común. En última instancia, la responsabilidad y la justicia deben ir de la mano.

En la historia de Noé, DIOS establece un pacto con la humanidad y confirma el papel del hombre como gobernante sobre la tierra (Génesis 9:1-17).

La ley dada a Israel incluye disposiciones para la administración justa de la tierra y la protección de la propiedad privada (Éxodo 20:15, Deuteronomio 19:14).

Jesús enseña sobre la responsabilidad de los gobernantes y la importancia de la justicia en el ejercicio del poder.

Así que Jesús los reunió a todos y les dijo: «Ustedes saben que los gobernantes de este mundo tratan a su pueblo con prepotencia y los funcionarios hacen alarde de su autoridad frente a los súbditos. 26 Pero entre ustedes será diferente. El que quiera ser líder entre ustedes deberá ser sirviente, 27 y el que quiera ser el primero entre ustedes deberá convertirse en esclavo. 28 Pues ni aun el Hijo del Hombre vino para que le sirvan, sino para servir a otros y para dar su vida en rescate por muchos». Mateo 20:25-28

El mandato de gobernar dado al hombre por Dios es una expresión de su amor y confianza en la humanidad. Sin embargo, esta autoridad conlleva una gran responsabilidad, que debe ser ejercida con sabiduría y justicia. Al reconocer nuestra vocación como administradores de la creación de Dios, podemos trabajar para construir un mundo donde reine la justicia, la paz y el amor.

Literal: ¿Cuál es el mandato que Dios le da al hombre en Génesis 1:28?

Inferencial: ¿Cómo puede el hombre ejercer su autoridad de manera justa y sabia en la creación de DIOS?

Crítica: ¿Qué desafíos enfrenta el hombre en la actualidad para cumplir con su mandato de gobernar la creación de Dios de manera justa y responsable?

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