El carácter es la marca, el sello o las cualidades peculiares que tiene cada persona; es la expresión de su ser interno expresado externamente por medio de sus acciones. Si es un carácter cristiano entonces reflejará las cualidades de Cristo. Por esta razón la meta del hogar es formar un carácter piadoso en los hijos. Los padres y los hijos deben modelar el carácter de acuerdo al carácter de Cristo mismo.
El Hijo irradia la gloria de Dios y expresa el carácter mismo de Dios, y sostiene todo con el gran poder de su palabra. Después de habernos limpiado de nuestros pecados, se sentó en el lugar de honor, a la derecha del majestuoso Dios en el cielo.
Hebreos 1:3
📖Lea el párrafo completo Hebreos 1:1-4
Dios nos llama a participar del mismo carácter de Jesús y nos ha dado el poder para vivir como él vivió, en santidad.
Por lo tanto, vivan como hijos obedientes de Dios. No vuelvan atrás, a su vieja manera de vivir, con el fin de satisfacer sus propios deseos. Antes lo hacían por ignorancia, pero ahora sean santos en todo lo que hagan, tal como Dios, quien los eligió, es santo. Pues las Escrituras dicen: «Sean santos, porque yo soy santo».
1 Pedro 1:14-16
📖Lea el párrafo completo 1 Pedro1:13-16
Proceso de transformación del carácter
Comienza cuando la familia toma la decisión de seguir las verdades de Dios y vivir según la guía del Espíritu Santo, entonces comienza un proceso de transformación del carácter. Ya que este se va moldeando conforme al carácter de Jesús, no es un proceso instantáneo, es gradual; a medida que cada persona vive en obediencia a la verdad en todas la áreas, va formando hábitos y los hábitos producen el carácter que cada uno tiene.
Los padres deben ayudar a sus hijos a modelar las cualidades de carácter que dice Pedro.
1 Pedro1:5-10En vista de todo esto, esfuércense al máximo por responder a las promesas de Dios complementando su fe con una abundante provisión de excelencia moral; la excelencia moral, con conocimiento; 6 el conocimiento, con control propio; el control propio, con perseverancia; la perseverancia, con sumisión a Dios; 7 la sumisión a Dios, con afecto fraternal, y el afecto fraternal, con amor por todos.
8 Cuanto más crezcan de esta manera, más productivos y útiles serán en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo; 9 pero los que no llegan a desarrollarse de esta forma son cortos de vista o ciegos y olvidan que fueron limpiados de sus pecados pasados.
10 Así que, amados hermanos, esfuércense por comprobar si realmente forman parte de los que Dios ha llamado y elegido. Hagan estas cosas y nunca caerán. 11 Entonces Dios les dará un gran recibimiento en el reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.en el cielo.
📖Lea el párrafo completo 2 Pedro 1:5-10
Un ejemplo práctico de esto es cuando los padres enseñan a sus hijos a ser responsables, honestos y amorosos, cualidades que Pedro nos anima a cultivar: “Esfuércense al máximo por responder a las promesas de Dios complementando su fe con… excelencia moral… conocimiento… control propio… perseverancia… sumisión a Dios… afecto fraternal… amor por todos” (2 Pedro 1:5-7, NTV). Este esfuerzo intencional de parte de los padres y la obediencia de los hijos resultan en un carácter sólido que no solo honra a Dios, sino que también contribuye al bienestar de la sociedad.